Como bien saben quienes hacen el favor de visitar este Blog al igual que La Cueva de Brujas, La Gran Bruja Reina ha marcado con su dedo índice izquierdo la suerte de tres personas (bruja, hechicera y pitonisa) para ser entrevistadas, la infelices ganadoras fueron Laly, LaRa y la siempre sensual Lexy, así que, directo al lío.

El asunto se resume en que todos los visitantes a este rincón donde se le rinde tributo a la sensualidad y al erotismo en su más sublime expresión, sí, ustedes, tendrán el honor de realizarle una MORBO ENTREVISTA a nuestra queridísima escritora estrella: Lexy.

Así que, entrados en confianza, pregunten, pregunten, pregunten… No se aplicará censura, sólo haremos uso de nuestro propio y personal criterio.

× Si fuiste el elegido (Blog Star), deberás explicar la dinámica en tu blog de esta MorboEntrevista. (Realizado en los 3 primeros párrafos.)

× Todos los Bloggers que lean tu blog podrán lanzar TODAS, léase, entiéndase y compréndase bien: TODAS las cuestiones morbosas que quieran hacerle.

× De todas las interpelaciones hechas, el Blog Star se reserva el derecho de contestar sólo 15 o todas. Lo que ella decida al momento. Más no olviden la regla de oro: siempre que le dé su real gana de hacerlo y no la comprometa en nada.

× Deberá resolverlas con la pura verdad, aunque le duela. (La única censura permitida será la de ella misma)

× Los Bloggers tendrán 48 horas para dejar sus preguntas, mediante comentarios. Después de ese tiempo, el Blog Star cerrará la convocatoria. (Fecha límite el miércoles 23 de septiembre de 2009)

× Las respuestas a sus preguntas serán publicadas en el transcurso de la semana siguiente, en un post especial para tal fin. En ese momento, nuestra querida, amada y respetada encuestada, expone a los próximos Blog Star que deberán continuar con esta distinguida selección.

Así que… aprovechen, y sacíen su curiosidad respecto a todo lo que han querido saber, pero no se han atrevido a preguntar… xD


Hoy puedo decir, que ha llegado el tiempo de contar mis sueños, sueños eróticos con la mujer que amo.

Llega la noche, noches que son deseadas a más no poder, anhelo decirle al oído a mi chica: “mami te deseo” y no poder hacerlo por muchas circunstancias… es frustrante. Cada minuto que transcurre aguantas, aguantas tanto, que tu sangre empieza a hervir conmocionándote. Deseando estar con ella, y, sólo con la mirada, desnudarla, para entregarme todo a ella…

La distancia nos juega, de una manera que, cada vez queremos más y más entregarnos al deseo de amarnos. Al sentir deseos de estar con mi chica, cierro los ojos, dejándome dormir, es ahí, cuando mi mente se entrega en la resonancia del amor perdido. Mi espíritu siente con mis pensamientos y sueña con mis sentimientos. Ahora son los pensamientos del más allá.

Mientras mi chica se acerca a mí en nieblas, que a poco a poco el brillo de mis sueños hacen desaparecer. La veo junto a mí, puedo tomarla en mis brazos, besarla, acariciarla… Es en ese instante cuando sé que está conmigo murmurándome suavemente: “te amo amor mío”. Sé que estas aquí ahora y no dejes que se pierdan mis deseos.

En este momento, sólo puedo susurrar: “hagamos el amor, como nunca antes hemos sentido tú y yo, amor perfecto y sin fronteras”. En mi delirio te quito la ropa, es solo una camisola, pero lo que llevas debajo me excita mucho más… Al mismo tiempo, cuando tú me desnudas, siento el calor que me va quemando… Lentamente, con suavidad, te llevo a recostar sobre una alfombra de lana. Nos acariciamos, nos besamos, nos comemos…. Ya que no soy consciente de mis actos, te tomo de tal manera que, gritamos de placer una y otra vez, sin dejar que ni un centímetro de tu piel se escape a mis labios. Nos amamos así, sin tiempo ni reglas, dando rienda suelta a una pasión desbordada, que nos seduce, que no permite que nada nos separe.

Es, en ese momento, cuando la razón y la conciencia me hacen regresar, despertando, para mirar como te esfumas de entre mis brazos, darme cuenta que no estás a mí lado; pero, íntimamente, en lo profundo de mi ser, sé que hemos estado juntos… al notar los rastros de humedad, que has dejado en mí.

En mi rostro se dibuja una sonrisa, al pensar que estoy mojado de ti, de sentirte tan cerca…



Endúlzame el alma cariño!
Deshazte de todo lo que se hace añicos,
Agrégame un poco de aliño,
Y juguemos como niños.

Aderézame con una pizca de amor,
A suave olor a chocolate,
Alimenta este corazón que late,
Hasta que la vida me mate.

Revuélveme delicadamente,
Con cariño y con pasión,
Aumenta la cocción,
Alimenta mi imaginación.

Hornéame con dedicación,
Saboriza mi amor,
Así como yo también,
Bato tu corazón.

Autor: mero




El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza. (Marylin Monroe)



Tira los prejuicios junto a la cama; hoy tienes una oportunidad de demostrar que eres una mujer, además de una dama. (Joaquín Sabina)


Amante mío, estoy desnuda,
más fresca que el agua azul
para tu noche de amor.

Cada extremo de mi boca,
cada esquina de mis miembros
se apresuran como ágiles peces
hacia tus tibias aguas.

Amante mío, yo deseo la mordedura de tus dientes
y me encamino temblorosa hacia cada uno de tus dedos,
me detengo a mirar tu cuerpo a través de oscura cerradura
e incontenible deseo se posa en mis húmedos senos.

Por tí se escapa la sequedad de mi boca,
mi mirada de brújula perdida en tus rincones,
floto voluptuosa en tus profundas aguas
y me abro como flor nocturna a tu plácida noche.

Mi cuerpo, fiesta fértil y lasciva.
Paséeme solitaria, desnuda ante tu noche,
siémbrame semillas olorosas a sal.

Mírame desnuda con la hermosa sospecha
que mi vientre será fértil a tu salada lluvia.
Mi caverna, tibia y silenciosa, guarida perfecta
de tu solitario cuerpo, mi boca es suave entre tus dientes,
mi lengua, pájaro que anida en tu boca.

Por mi carne fluye sudor de hierro
y me prendo como alga marina a tu confuso mar.
Soy la obra inconclusa con infinitas posibilidades para un final.

Me entrego fácil a tus brazos,
con el misterioso encanto de un ritual.
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Orietta Lozano
(Cali, Colombia, nació en 1956)
Su obra irrumpió en el ámbito de la poesía del país hacia los años 80 con fuerza y originalidad expresivas, con la frescura renovadora de un lenguaje cargado de erotismo y misterio.




“La Gula Exótica” se llama el restaurante en que la vi por vez primera; acudía a ese lugar con cierta frecuencia para contemplar la inmensidad del océano y el azul intenso en que se convertía en el atardecer, además por que desde ahí la puesta del sol era un espectáculo único y las fumaradas de un cigarro eran asunto del viento. Estaba en ese trance que te provoca el observar con detenimiento, cuando! de repente mis ojos se toparon con una silueta de figura estilizada, era la silueta de un mujer hermosa vestida de color azul, todo en ella era perfecto, el tono de su piel, el movimiento de su cuerpo al caminar, el volumen de sus caderas, eran muy cercanos a la perfección, aunque, debo confesar con toda honestidad que al principio, no le di importancia, sin embargo, al observar con más detenimiento nuestras miradas se cruzaron y ambos quedamos extasiados de esa forma especial que trastoca tus sentidos.

Así sin mediar palabra nos levantamos como hipnotizados para detenernos en medio del recinto con las mirada fija para no perder detalles, no hubo preámbulo, porque ambos entendimos que eso era un asunto secundario, solo nos fundimos en un beso interminable de eso que te sacuden la entrañas, así permanecimos no se por cuanto tiempo, solo puedo decir que las horas transcurrieron y la noche nos cubrió con su manto, que es terreno fértil para los enamorados; y la brisa con olor a sal trajo dulces susurros, que invitaba al derroche del amor.

Cuando cerraron el lugar, salimos al exterior la brisa fresca acaricio nuestra piel, tomados de la mano contemplamos el cielo y caminamos descalzos por la playa la arena suave y cálida nos hizo estremecer al contacto con la planta de nuestros pies , porque a ambos nos produjo una sensación de excitación e infinito placer, así, entre besos prolongados y susurros llegamos a una habitación, en donde dimos rienda suelta a los instintos y la razón ya no tuvo más que hacer; desde que se abrió la puerta fueron cayendo prendas, y aquello se asemejaba un campo de batalla, y bebimos de el elixir del placer como dos náufragos, después de un tiempo en alta mar...

Y así nos poseímos desde el sofá hasta la cama, entre suspiros y gemidos de placer, que inundaron el ambiente con un olor a virilidad y dulzura femenina, que cosa más inicua mira que hacer el amor de esa manera es inusual, desde la crepúsculo hasta el amanecer, fueros tantos los orgasmos, en una entrega mas allá de toda duda, que cuando al fin despertamos del letargo, por fin pude articular una palabra, le pregunte su nombre y entre suspiros me susurro al oído “Azul como el color del mar”





Las olas rompían en la orilla de la playa, mojando levemente mis pies, la brisa soplaba humedeciendo con gotas de rocío mi piel.

La tarde caía, el cielo mostraba hermosos colores violetas azulados; pensaba en ti, deseaba tu presencia, la anhelaba. De pronto mi piel se erizó como atravesada por una fina descarga eléctrica. Sí… ese efecto tiene en mí el roce de tus dedos. Sin voltear siquiera, sabía que estabas ahí. Te acomodaste detrás de mí, mi espalda semidesnuda pegada a tu pecho, tus manos acariciaban mi pecho, bajando hasta mi vientre, tus piernas alrededor mío. Besabas mis hombros, mientras tu respiración en mi nuca me transportaba lejos de la gente.

Yo sólo podía decir entre susurros: te amo, te amo. Tu cuerpo me aprisionaba de tal manera que, me impedía volverme y buscar tus labios. Podía imaginar tu sonrisa adivinando mis deseos.
Poco a poco, la oscuridad iba ganando terreno. Tus caricias se fueron haciendo más audaces y descaradas. Jadeaba, a cada caricia tuya mis manos recorrían suavemente tus piernas. Tu mordisqueabas mis orejas, mientras decías con tu acento tan especial, con esa voz profunda y grave, que me hace estremecer: te quiero, te deseo.

Me escape de tu abrazo y corrí al agua, estaba fría, pero mi ser entero ardía por dentro, las olas acariciaban mi cuerpo; tú mirabas divertido mientras te retaba a seguirme. Entraste al agua, más por deseo de terminar lo comenzado, que por ganas de mojarte.

Me seguiste, y yo te deje atraparme. Deseaba tu cuerpo, quería tus besos, anhelaba tus caricias.

Ahí de pie, dentro del agua, frente a frente, mirándonos a los ojos, supimos que nuestro amor es de los que duran para siempre, de esos amores que no entienden razones, que no conocen fronteras, ni temen a las distancias, de esos amores sublimes que traspasan tiempo y espacio.

Nuestros labios se buscaron, ávidos de saborear la dulzura del amor. Nuestros cuerpos se juntaron, fundiéndose uno al otro, nuestras manos buscaban afanosamente los puntos exactos que nos hacen vibrar de placer. Lentamente, sin prisa, cada uno despojó al otro de las prendas que nos cubrían, dejando al descubierto la poca piel que faltaba por acariciar.

Los suspiros y jadeos se hacían cada vez más fuertes, hasta convertirse en gemidos de placer y deseo. Sin darnos cuenta estábamos en la orilla. Sólo podía pensar en la inminente entrega de nuestros cuerpos. Me recosté en la arena, tu cuerpo me cubrió, me sentía desfallecer al sentirte sobre mi, sin dejar de besarme tus hábiles manos recorrían el camino hacía mi sexo, las mías se deslizaban por tu espalda.
Sentía crecer tu virilidad a cada roce, nuestros cuerpos se amoldaron, se fundieron en una sublime conjunción de amor, deseo y placer.

El universo entero pareció estallar en una oleada orgásmica de placer. Así, sin separarnos, seguimos besándonos, acariciándonos, dejando que nuestros cuerpos continuarán hablando el lenguaje sublime del sexo con amor. Cuantas veces llegamos al clímax del placer, no lo sé, sólo sé que, mucho tiempo después, nuestros cuerpos cansados, pero satisfechos, reposaban abrazados en la arena, bañados por los rayos plateados de la luna.

Haciendo brillar en mí, las gotas de tu amor.